Sobre el vaso medio lleno o medio vacío …

Sigue pasando el tiempo, inexorable, y casi sin quererlo estamos dejando atrás el frio (y este año nevado) invierno para alcanzar la primavera.

Poco a poco los días se van alargando y el tímido sol empieza de nuevo a calentar nuestras caras.

Hace pocos días, disfrutando de una de estas mañanas tan agradables, tuve una sesión de mentoría empresarial con uno de los emprendedores con los que estoy siguiendo un programa de alto rendimiento y nos surgió un debate muy interesante: “ante el panorama socio-cultural-empresarial actual, ¿el vaso está medio lleno o medio vacío?

Hace unos años, con una de mis mentoras en desarrollo empresarial y personal nos surgió una duda parecida.

En aquel entonces no estábamos con la COVID-19, pero la incertidumbre del mercado inmobiliario había ocasionado una crisis económica muy profunda, y muchas empresas y profesionales estaban teniendo problemas para encontrar trabajo y clientes, lo que estaba ocasionando multitud de cierres y despidos.

Siempre me acuerdo de sus palabras: “Charly, ¿Qué diferencia hay entre un emprendedor y un trabajador por cuenta ajena? Que el trabajador por cuenta ajena ve el vaso medio vacío o medio lleno, y el emprendedor se bebe el agua que queda y vende el vaso”.

Con esta historia le quise hacer ver a mi mentee (palabro técnico de mentorizado/pupilo) que no es la situación actual lo preocupante, si no cómo ves tu la situación actual, y qué vas a hacer para salir reforzado de ella.

Tu decisión

¿Crees que lo que está pasando está pasando para todo el mundo igual, o crees que hay beneficiados y víctimas (profesionalmente hablando)?

Hay algo que tengo muy claro, nada va a ser igual que antes de la “pandemia” o tu vida va a mejor o va a peor. ¿Y de que dependerá? Pues lamento decirte que exclusivamente de ti.

Hoy en día no paran de surgir proyectos e ideas innovadoras. Planteamientos económicos y tecnológicos que hace tan solo unos años eran impensables.

Nos hemos adaptado a trabajar desde casa (lo que yo llevo más de 7 años haciendo) y a “visitar” a nuestros clientes y familiares a través de plataformas de videoconferencia.

¿Es algo nuevo?

No. Ya estaba disponible desde hace años, pero el vernos obligados a utilizarlos ha sido la única manera de dar el acelerón tecnológico que necesitábamos a nivel profesional y personal.

Ahora parece que ya no es necesario hacer hora y media de coche por la mañana y por la tarde para ir y volver del trabajo.

Ahora parece que ya no son necesarias esas megaoficinas donde nos hacinábamos para trabajar con todo tipo de incomodidades y desajustes de horarios.

¿Y qué me dices de la conciliación familiar?

Ahora que podemos llevar y recoger a los niños del cole (para sufrirlos en casa, eso si). Ah ¿que ya disfrutabas de todo eso antes del “bendito” COVID?

Pues mi más sincera enhorabuena. Y si no lo disfrutabas antes y ahora te das cuenta de lo que ha supuesto en tu vida pues enhorabuena también. Y si no estás contento pues haz algo para cambiar, que no eres un árbol…

El hecho es que siempre tenemos una excusa para quejarnos. La “cosa” siempre ha estado muuuuy mal. Son los de siempre los que se “llevan el gato al agua”. No voy a probar eso no sea que funcione y a ver de qué me quejo yo entonces.

Suena cómico, pero es la realidad de millones de personas que están esperando a que “escampe” en lugar de construirse el “arca”.

¿Te has parado a pensar en qué te ha podido o te hubiera podido beneficiar esta situación?

 ¿Y en cuantas veces en tu vida ha ocurrido algo similar? ¿Crees que va a ser la última vez?

 Dicen los boxeadores que lo que importa, no es cuantas veces tu contrario te mande a la lona, si no que te levantes siempre una vez mas.

¿Vaso medio vacío? ¿Vaso medio lleno? Deja ya la vajilla y ponte a diseñar el futuro que quieres.

Nada ni nadie podrá pararte si te preparas para lo peor y esperas siempre lo mejor. Sin duda el mejor momento es ahora, porque estás vivo, porque estás bien, porque estás rodeado de personas que te quieren, tienes un techo sobre tu cabeza, sale agua de tus grifos, porque hay un plato de comida en tu mesa… ¿eso que es si no el vaso lleno?

Hoy me han dado una mala noticia, mi peluquero (al que hace más de 30 años que conozco) ha sido diagnosticado de cáncer en el cerebro con metástasis a todo el sistema nervioso.

Tiene apenas un par de años más que yo y su vida, y la de todos los que le rodean ha cambiado para siempre.

No sabe cuánto va a vivir y mi consejo hoy para su hermano, con el que he estado en la peluquería, ha sido: “No importa cuánto tiempo más viva. Haced que ese tiempo sea memorable”.

Una vez un gran maestro me dijo: “Vive cada día como si fuera el último porque te aseguro que un día acertarás”. VIVE.

Muchas gracias y hasta la próxima.

Charly Relaño

Los 3 pasos para prepararse a aprender un idioma

Si te dieran 6 horas para cortar un árbol, ¿te pasarías 3 afilando el hacha, como dijo Abraham Lincoln?

A menudo, nos lanzamos a hacer una actividad sin preparación alguna.

Creemos que pensar, definir y planificar la técnica, los recursos y la estrategia que se va a emplear no es necesario. O es una pérdida de tiempo. Tiempo que no nos sobra, precisamente.

Sin embargo, ¿cuánto te permite cortar el hacha que no has afilado? ¿cuánta energía vas a terminar poniendo sin apenas resultados?

Cuando quieres aprender y avanzar en un idioma, ¿afilas el hacha?

¿Sabes cómo? Aquí tienes los 3 pasos para hacerlo:

1. Identificar QUÉ es el hacha cuando aprendes idiomas

¿Qué es el hacha cuando aprendes un idioma? ¿Y tú me lo preguntas? El hacha… eres tú.

Si me sigues habitualmente, difícil es que no te hayas cruzado con alguna mención a la importancia de la mentalidad cuando aprendes y usas un idioma.

Con mentalidad no me refiero solo a tener voluntad y estar motivad@.

Eso es solo una parte.

Me refiero a estar en la mejor predisposición para que el aprendizaje y uso de un idioma sea eficiente y divertido.  Sí, divertido también.


Dentro de la libertad que tenemos para elegir lo que queremos hacer y cómo lo queremos experimentar, conviene preparar nuestro estado mental y emocional para que la experiencia sea lo más gratificante y eficiente posible.

De modo que consigas, que la atención, el tiempo y el interés que dedicas para conseguir tu objetivo con el idioma, no caigan en saco roto.

Y esto necesita una preparación previa.

Esta buena disposición, con el paso del tiempo, a fuerza de crearla, se convierte en una habilidad.

¿Cuán desarrollada tienes tu habilidad de buena disposición para el idioma?



2. Define cuál es tu ESTRATEGIA con el idioma

¿Defines tu estrategia antes de ponerte con el inglés u otro idioma? ¿Te lanzas directamente a por fórmulas empaquetadas?

¿Qué resultados obtienes?

La estrategia para aprender y avanzar en un idioma como el inglés se basa en una fórmula personalizada que tú defines y que tiene en cuenta los siguientes elementos:

– Motivaciones (hay más de una)
– Objetivos (qué)
– Proceso (cómo)
– Resultados (medición y reajuste)

Estos elementos se retroalimentan y generan el impulso y la inercia que requiere un idioma.

¿Cuál es tu fórmula?

3. Aplica TÉCNICAS a los RECURSOS para aprender idiomas

El saber ¿ocupa lugar?

Estoy de acuerdo con la idea romántica que subyace en la expresión “el saber no ocupa lugar”, pues es fantástico, saludable y vital tener inquietud y curiosidad por aprender cosas.

Sin embargo, el saber sí ocupa lugar.


Hay que habilitar un espacio, una energía, tiempo y recursos para adquirir conocimientos.

¿Qué haces para que lo que entras con los diferentes recursos (profesor, aplicaciones, libros, vídeos), se mantenga y, sobre todo, se recupere cuando lo necesitas?

Asegúrate de aplicar un pensamiento eficiente y eficaz a tu aprendizaje, cuando trabajes para conseguir, lo que necesitas ser capaz de hacer con el idioma en el entorno profesional.

Combínalo con espacios para enriquecer tus conocimientos del idioma para otras finalidades (social, cultural y lúdico).

¿Qué técnicas estás utilizando ya?

¿Cuánto crees que estos tres pasos van a transformar tu experiencia aprendiendo idiomas?

Si no lo haces, ponlo en práctica y verás cómo cambia todo.

www.palomagarciacoach.com

Tipos de interés: la TAE en el seguro

Pues sí, además de exigir la Tasa Anual Equivalente en los productos financieros bancarios, también hay una TAE en los seguros.

Uno de los grandes problemas que ha habido en los seguros de ahorro, ha sido que la ciudadanía, no contaba con instrumentos financieros para comparar la rentabilidad real de estos seguros; tanto entre sí como entre los distintos productos financieros existentes.

Esto provocaba equivocaciones a la hora de la toma de decisiones, debido a la falta de información (lo que en economía se conoce como asimetría de la información).

Por eso, en 2014 se aprobó una Orden Ministerial (ECC/329/2014), que obliga a todas las aseguradoras, a informar sobre el rendimiento esperado que pueden obtener (es decir, una especie de TAE del seguro).

El objetivo, facilitar las decisiones de inversión de los ahorradores y fomentar la transparencia y protección a estos y a los inversores, facilitando así al ciudadano la comparativa y la toma de decisiones de inversión, entre los diferentes productos de ahorro existentes.

¿Qué es la rentabilidad esperada?

El legislador lo define como «el tipo de interés que iguala los valores actuales de las prestaciones esperadas que se puedan percibir en la operación por todos los conceptos u los pagos esperados de prima».

Es decir, es el rendimiento tanto de las inversiones afectas al producto, como de las prestaciones esperadas, cubiertas en la póliza, y las comisiones repercutidas por la entidad.

Sin embargo, aunque en términos financieros es una TAE, al tener también en cuenta la cobertura de fallecimiento, esta rentabilidad no es directamente comparable con otros productos financieros que no comercialicen esa cobertura.

El cálculo con esta Orden Ministerial se homogeneiza, a la hora de incluir gastos, comisiones y primas. Todas las entidades deben utilizar las mismas variables y fórmulas de cálculo.

En otras palabras, deben informar del período para el que se calcula la rentabilidad, utilizar en el cálculo las primas pagadas y las previstas en el futuro, descontar cualquier gasto repercutido al asegurado, utilizar las mismas tablas para la estimación de la supervivencia. Si existiera participación en beneficios incluir la rentabilidad mínima garantizada y ejemplos de rentabilidad estimada, entre otros.

Esto afecta a todas las modalidades de seguro salvo, aquellas en las que no se garantiza una rentabilidad mínima y, por tanto el tomador asume todo el riesgo (lo que se denomina Unit-Linked), así como las rentas vitalicias y temporales puras (sin contraseguro de fallecimiento).

Por último, es preciso destacar que para el completo análisis de la rentabilidad que un determinado producto pueda dar.

Se deben considerar también los beneficios fiscales que algunos de ellos o las entidades que los comercializan puedan generar a favor del propio inversor o sus beneficiarios.

JIV

P.D.- Si tienes alguna duda o deseas consultarme al respecto, por favor, llámame al teléfono 699 64 12 20 (o por whatsapp) y con gusto te atenderé.

Estrés Oxidativo

¿Has oído alguna vez que hacer deporte es sano?

Igual incluso últimamente habrás oído que se debe hacer deporte de forma moderada

¿verdad?

Existe una competición que es practicada por millones de personas en el mundo, de forma amateur, y es una de las que más esfuerzo y daño ocasiona en el cuerpo humano.

 ¿Te has parado a pensar porqué la mayoría de las personas que corren Maratón parecen más envejecidos de lo natural?

 Yo a veces también me pregunto por qué los futbolistas que juegan 90 minutos, lloviendo y en zonas frías están siempre sanos y sin resfriados.

¿Y por qué hay tantas clínicas antienvejecimiento con tratamientos efectivos?

Todo lo anterior es consecuencia del estrés oxidativo que sufren las personas a diario y sobre todo si hacen deporte de alto rendimiento sin una alimentación adecuada.

¿Qué es por tanto el estrés oxidativo y porqué produce envejecimiento, en el mejor de los casos?

Todos sabemos que necesitamos aire para respirar, pues bien, un porcentaje del aire es oxígeno que llega a nuestras células, una vez que los pulmones lo introducen en el torrente sanguíneo, y algunas moléculas de oxígeno se transforman en una función reactiva que tiene una actividad oxidativa.

Podríamos decir que el oxígeno del aire oxida y al igual que se oxidan los materiales y éstos envejecen, las personas diariamente envejecemos por oxidación.

Ahora bien, esas moléculas de oxígeno con función oxidativa se denominan radicales libres porque han sido dañados por múltiples factores como: la contaminación, el consumo excesivo de tabaco y alcohol, ponerse mucho tiempo al sol, los pesticidas, o simplemente comer productos muy procesados, respirar o el estrés diario.

¿Y por qué dañan los radicales libres?

Voy a intentar explicarlo, una molécula de oxígeno estable tiene 8 electrones en su órbita mientras que un radical libre ha perdido un electrón quedando desequilibrado. Este buscará y quitará electrones de otras moléculas y las convertirá a su vez en radicales libres.

Esto puede producir una reacción en cadena denominada estrés oxidativo.Este proceso repetitivo, al cabo del tiempo produce daños en las células y apoptosis de las mismas, envejecimiento prematuro y según varias investigaciones médicas, al ser el causante del deterioro celular, favorece la aparición de diferentes enfermedades graves como: alteraciones en el ADN, cardiovasculares, arterioesclerosis, trastornos neurológicos, diabetes, aumentan niveles de colesterol malo y cáncer.

Cuadro de texto:
Átomo estable de oxígeno: 8 electrones
Cuadro de texto:
Átomo pierde un electrón por oxidación: radical libre

Vaya, como me he quedado… pero las investigaciones también sirven para buscar soluciones y han descubierto que existen los llamados antioxidantes, tales como los betacarotenos, el licopeno, la luteína, el selenio, el cobre, el cinc o las vitaminas A, C y E.

¿Por qué se denominan antioxidantes?

 Sencillamente porque son capaces de ceder un electrón al radical libre y neutralizarlo convirtiéndolo en una molécula estable, deteniendo así la reacción en cadena del estrés oxidativo, y previniendo las patologías que éste provoca.

Cuadro de texto:
El antioxidante puede ceder un electrón, y neutralizar el radical libre

Los frutos rojos, las verduras y legumbres o los cereales integrales son ricos en antioxidantes.

Por esa razón se comprenden los tratamientos antienvejecimiento y la alimentación, especializada y correcta de los deportistas de alto rendimiento, basada en comer muchos antioxidantes.

La ingesta mínima de 400 g diarios de distintas frutas y verduras y/o complementos alimenticios procedentes de agricultura ecológica y sostenible es una buena solución para neutralizar la mayoría de los radicales libres.

En una entrevista para “Deporte y Vida “, el Doctor Alberto Dolci, responsable del área bioquímica del MilanLab (AC Milán) nos cuenta los suplementos nutricionales con los que colabora el equipo italiano, Nutrilite, y que, tras 10 años de colaboración con el equipo italiano, “…el 90 % de los jugadores de la plantilla toman un extra nutricional, y se ha reducido también, el consumo de farmacología en 90 %”  

Sabéis que…el vino tinto al tener resveratrol, procedente de las uvas negras, es recomendable beberlo… ¿la dosis? una copa al día… Salud a todos.

Ricardo Serrano Fraile

Arteterapia: Algunas cosas no se pueden comunicar con palabras

El taller tendrá una duración de una hora y media, la cual repartiremos en cuatro tiempos:

  • Introducción sobre la definición de Arteterapia.
  • Una pequeña visualización.
  • Proceso Creativo con los materiales que tengamos en casa.
  • Cierre y preguntas.

Fecha: 15 de marzo de 2021

Hora: 18:00

Modalidad: Online

Autocompasión para evitar el sufrimiento

Cuando comenzó el estado de alarma y el confinamiento, en el mes de marzo del 2020, por el COVID-19, mi reacción fue positiva, entiéndase bien, pensé: “no hay mal que por bien no venga, voy a tener tiempo para ponerme al día con mis tareas pendientes”.

En la segunda semana, nació en mí una necesidad de ayudar, de aportar mi granito de arena en toda esta situación que parece sacada de una película de ciencia ficción.

Comencé a ver cómo compañeros de profesión realizaban vídeos, cursos, ofrecían sus servicios de forma gratuita o compartían sus conocimientos. Me parecía genial, yo también quería contribuir. Con que un grupo de personas se sintieran mejor por lo que yo le pudiera ofrecer, ya habría valido la pena (aquí podríamos hablar de egoísmo maslowniano, pero no quiero extenderme).

No sé si os habéis percatado, me estaba comparando con mis colegas de profesión y ya se sabe que las comparaciones no son buenas a no ser que sea con uno mismo para ver la evolución. Pues bien, comenzaron las autocríticas: “con tus conocimientos en desarrollo personal no estás haciendo lo suficiente, no estás aportando, …”. Fui dura conmigo misma. Son tan sutiles los pensamientos negativos que si no estás atento acabas dejándote arrastrar e influenciar por ellos.

Hablé con varias personas para me dieran su punto de vista. Me hicieron ver que con quedarme en casa ya estaba colaborando y, además, si no dispongo de los medios o conocimientos necesarios para realizar vídeos o cursos online, podría utilizar otras vías para contribuir. Estas personas fueron compasivas conmigo, ¿por qué no lo había sido yo conmigo misma?

Soy socióloga, y como tal tiendo a analizar los comportamientos de personas y grupos, pero no hace falta serlo para darse cuenta que vivimos en una sociedad en la que, desde temprana edad, se nos enseña a construir nuestra autoestima compitiendo con los otros por alcanzar el éxito. En el colegio, la universidad, en el trabajo o en nuestra vida personal.

Quizás esta competición se realice de manera inconsciente en algunas personas. Tampoco digo que sea malo, pero no contribuye a lograr la felicidad.

Mientras nos esforzamos para convertirnos en los mejores y mantener nuestra posición en lo más alto, no podemos escapar del sufrimiento por el temor a perder lo que hemos conseguido.

Esta competición y comparación con otros, nos hace verlos como obstáculos a superar, lo cual nos distancia y desconecta de ellos produciéndose una paradoja, ya que en última instancia el principal objetivo de nuestro deseo por tener el éxito, es la pertenencia y el ser amado.

Debemos ser conscientes, de que es imposible ser el mejor en todo, en algún momento “perdemos” en esta carrera contra los demás y tendemos a ser muy autocríticos, sumando así mayor malestar.

Pensar que hemos fracasado nos genera inseguridad, ansiedad y abatimiento, lo que nos quita energía para volver a enfrentar un reto futuro.

Por otro lado, este tipo de autoestima competitiva ha estado ligado a problemas sociales como la soledad, el aislamiento e incluso los prejuicios.

Después de observar las trampas de la autoestima, Kristin Neff, Doctora en Filosofía buscó una alternativa, una forma de identificar y alcanzar nuestras metas sin que nos demos una paliza (o a cualquier otra persona) en el proceso.  A través de la práctica del budismo, ella la encontró en forma de autocompasión.

Con autocompasión, te valoras a ti mismo, no porque te has juzgado positivamente y a otros negativamente, sino porque tú eres digno de cuidado e interés, como cualquier otra persona. Esto es clave para nuestro empoderamiento, aprendizaje y fuerza interior.

La autocompasión es ser comprensivo y amable con uno mismo en momentos de dolor o en momentos de fracaso, en vez de ser duro y crítico (juzgarnos). Es comprender que somos humanos, que todos nos equivocamos y que todos sufrimos, que no somos los únicos. Es tratarse como trataríamos a un amigo que lo está pasando mal.

La autocompasión no significa ser blandos “¡venga va, que no pasa nada! vámonos de compras para que se pase el disgusto”, si no, asumir la responsabilidad de lo que ha pasado, pero sin autocastigo, sin machacar la autoestima, para seguir motivados y conservar la energía, para volver a intentar ese proyecto en el que hemos fallado o para reparar los errores que hemos cometido.

Os pongo el ejemplo que utilizo en mis talleres de Mindfulness para que esto se entienda con más claridad.

Imaginad que una persona en su puesto de trabajo comete un error y su jefe le habla con estas palabras:

“¡Si es que… sabía que ibas a meter la pata! ¡Normal! Con lo despistado/a que eres y lo mal que te organizas. No sé para qué te pido que lo hagas. A ver cómo solucionamos esto, ¡menudo problemón! ¿Te das cuenta de las consecuencias? Anda, mejor ya lo hago yo”

¿Cómo crees que se sentirá esta persona? Sabiendo que ha cometido el fallo sin querer. Seguramente su autoestima se verá afectada y su nivel de energía disminuirá, por lo que no se encontrará con ánimo de volver a intentar esa tarea que le han encargado y si lo hace, lo hará con miedo a cometer errores de nuevo y con miedo no se trabaja bien, aumenta la probabilidad de fallar.

Si, por el contrario, este jefe le habla de esta manera:

“No te preocupes, vamos a ver cómo podemos solucionarlo. El que te hayas equivocado no significa que seas inútil, tienes muchas cualidades positivas. Valoro que te hayas esforzado por hacerlo. Intentémoslo de nuevo juntos y aprendamos del error”.

¿Cómo se sentirá ahora este/a trabajador/a? Pues seguramente le pese haber cometido un fallo, pero al ver que su jefe confía en él/ella y que le haya recordado que tiene cualidades positivas, su autoestima no se hundirá, incluso estará motivado/a para solucionar el problema.

Aquí me gustaría que pensarais en una ocasión en los que cometisteis un “error” o no salió como esperabais y, hayáis sido especialmente duros con vosotros. ¿Cómo os hablasteis? ¿Como en el primer ejemplo del jefe (autocríticos) o como en el segundo (compasivos)?

A continuación, os explico una práctica para empezar a trabajar la autocompasión.

  1. Escribe tu diálogo interior: Piensa una situación en la que fuiste muy crítico contigo mismo. Escribe las palabras y frases autocríticas que te dijiste.   
  • Escríbete una carta. Pregúntate si le dirías esas palabras a un amigo. Te animo a que te escribas una carta como si tú fueras ese amigo compasivo: ¿Qué te diría tu amigo? ¿Qué te diría ahora un amigo compasivo y amable? ¿Cuáles serían sus palabras?
  •  Desarrolla un mantra de autocompasión, algo que sea fácil de memorizar, así cuando algo difícil ocurra puedes recurrir a esas frases, pueden ser tipo: “Este es un momento de sufrimiento. El sufrimiento es parte de la vida. Puedo ser amable conmigo mismo en este momento; puedo darme la compasión que necesito.” Frases que te reconforten. Piensa que cuando fallamos o sufrimos es cuando más apoyo emocional necesitamos, sobre todo de nosotros mismos.

Si queréis ampliar información acerca de la autocompasión os facilito estas dos páginas web. Hay muchas más, os animo a investigar.

https://www.mindfulnessyautocompasion.com/

Recuerda, si tú no estás bien no podrás estar bien con los demás. Llénate de amor hacía ti mismo para que desborde y puedas compartir.

Jessica Pedrero

La sabiduría de la furia

Tengo una amiga actriz de unos setenta y tantos años, sumamente inteligente, fantástica, con una enorme inteligencia emocional. Unos días antes de Navidad fue a una oficina postal. Estaba llena de gente como suele pasar en esa época del año, y mientras completaba unos formularios muy concentrada en su tarea, aparece alguien de la nada, que la aparta del camino, físicamente poniendo sus manos sobre ella y moviéndola a un lado.

Parece que el hombre necesitaba algo y mi amiga le obstruía el paso, por eso la apartó. Quizás él le habría dicho algo, o quizás no, o ella no lo oyó… Como fuere, estaba concentrada completando el formulario y de repente unas manos la apartan del camino.

El hombre consiguió lo que quería – lo que fuera que ella le impedía obtener- y se marchó tranquilamente.

Mi amiga admitió su conmoción al principio, naturalmente. Y luego empezó a sentir una furia que no supo explicar: “no era fastidio, ni frustración, no se… era furia. Y luego añadió, “quería ir a las manos, no sé, estaba furiosa, y no sé por qué. Es decir, no me golpeó, no me lastimó, no me insultó. Me movió de mi lugar, y yo quise atacarle o al menos correr detrás de él y gritarle a la cara”.

Y me quedé pensando en esa furia, tratando de entender por qué, con solo escuchar su relato, yo sentí furia también, y por qué esta palabra y este sentimiento se habían vuelto tan comunes últimamente.

Me temo que, en este momento de la charla, algunos hombres van a empezar a sentirse algo incómodos. Está bien, no se vayan.

Vengo soportando esta furia desde la última elección presidencial en Estados Unidos. Y tal parece que les ocurre a muchas mujeres lo mismo.

Esta furia no la siente mi amiga sola. Su furia es el resultado de una histórica costumbre masculina de servirse del cuerpo de las mujeres sin su consentimiento. Hay una cultura de esta práctica, y en este caso de una manera aparentemente inofensiva, donde el cuerpo de la mujer recibe el trato de un salero de mesa: “Quítate de mi camino, así llego a las patatas fritas”.

Hasta las situaciones más indignantes, violentas y espantosas.

Imagino que algunos se preguntarán cual es la relación entre lo inofensivo y lo espantoso, dos cosas que parecen estar en los extremos opuestos del espectro. Pues bien, el hilo común es el espectro. Lo inofensivo da lugar a lo espantoso. Las mujeres debemos vivir con el efecto de ambos y todo lo que hay en medio.

A los varones les pregunto: ¿Se imaginan estar hablando por teléfono y que alguien se acerque para quitárselo de la mano, así como así?, y les digan “Hombre no sé porque te fastidia si solo quiero hacer una llamada. Te lo devolveré cuando termine”. Y a otra cosa.

Ahora imaginen que les quitan el móvil de las manos, no sé, una vez al día, dos veces al día, no sé cuándo fuese y la explicación fuera “Es que tu funda me encanta”, o “No deberías haberla sacado del bolsillo”, o “Pues bien, si esto es simplemente que las cosas son así”.

Pero lo cierto, es que nadie habla de la persona que cogió el móvil. Sé que es un ejemplo simplificado al extremo, pero imaginaran donde apunto. Algunos hombres están tan acostumbrados a servirse sin permiso, que en cierto modo no lo pueden evitar. Y no porque los hombres sean en esencia menos éticos, sino porque este es un gran punto ciego para la mayoría de ellos.

Cuando un hombre se sirve de una mujer, no solo provoca angustia e incomodidad, sino que reflota las experiencias silenciosas de nuestras madres, de nuestras hermanas y de generaciones de mujeres del pasado.

Años y años de mujeres que debieron lidiar con hombres que creen saber lo que nos conviene mejor que nosotras mismas, en condición de propiedad de los maridos, de los dueños de las tierras, de hombres que deciden el destino de nuestras partes íntimas.

Años y años de mujeres que soportaron el uso de su cuerpo como objetos del amor y del deseo, en lugar de adueñarnos de él y usarlo a nuestro antojo.

 Años y años de aceptar que, acatando o no las reglas del hombre, todavía debemos tolerar el acoso, el abuso, las afrentas aún peores. Años y años de soportar que nuestro cuerpo sea una propiedad que puede ser golpeada y lastimada, manipulada y apartada, como objetos que no merecen respeto.

Años y años de no poder expresar la ira contenida en nuestro cuerpo. No sorprende que sintamos esa furia.

Cuando una mujer es maltratada, empieza a buscar excusas, a tratar de entender como ocurrió. “Seguramente fue mi culpa. Ya sé, me habrá dicho algo y no lo oí. Estoy exagerando, exagero demasiado.”

No, no, no. Las mujeres hemos sido adiestradas para creer que estamos exagerando, o que somos demasiado sensibles, o poco razonables, que le damos importancia a las tonterías, y reprimimos ese sentimiento de furia. Tratamos de ocultarlo en alguna parte de nuestro cerebro, pero no desaparece. Esa furia está profundamente instalada mientras ensayamos una sonrisa: “Si claro”, y tratamos de agradar- “Lo sé” “Sí, sí, claro”. Porque, según parece, la mujer no debería enojarse.

Esa furia que mi amiga sintió, encierra siglos de represión al no canalizar ni expresar nuestra indignación, nuestra frustración y nuestra ira. Cuando alguien cree que puede servirse de nuestro cuerpo, no solo enciende la furia del momento, sino que también ilumina el pasado. Ese momento aparentemente tranquilo en la oficina de correos es en realidad una granada de ira que explota.

Hoy la recopilación de experiencias vividas por mujeres en todo el mundo ya no puede ser ignorada. Se acabó la idea de que estamos exagerando o la de que bueno “esto es así”. Se acabó la idea de que las mujeres son señaladas como responsables del proceder impropio de algunos hombres. Es responsabilidad de ese hombre cambiar su conducta inadecuada.

Nuestra cultura está cambiando y ya era hora. Por eso, desde este lugar tan particular que nos toca transitar juntos, en este movimiento a gran escala hacia la igualdad, y con la expectativa de un futuro que aún no existe, ambos tenemos distintas misiones.

Hombres, les convoco como aliados en este camino conjunto hacia el cambio. Espero que asuman su responsabilidad y que sean reflexivos de sus propios actos, compasivos y abiertos, que se pregunten como pueden apoyar a una mujer y colaborar para el cambio y que pidan ayuda si es necesario.

Y mujeres, las convoco a que reconozcan su furia, la transformen en palabras, las compartan en lugares de identificación seguros y de manera segura. No deben temer a esa furia. Encierra siglos de sabiduría. Déjenla que respire y escuchen.”

María Álvaro y sobre todo Trace Ellis Ross.

Jornadas Sociales de Igualdad 10mar

Acto de Inauguración
Joseba Miren García Celada. Subsecretario del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

MESA 1: Los derechos sociales y la igualdad como principio superior del Ordenamiento Jurídico: Su plasmación y planificación.
Moderadora: Carmen Hernández Antolín. Vocal Asesora del Gabinete Técnico de la Subsecretaría. Unidad Igualdad del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 (MDSA2030).
Ponentes:

  • David Lafuente Durán: Subdirector General de Cooperación Interior y Exterior del INJUVE.MDSA2030. “Igualdad: compromiso país. Un avance normativo que nos llama a reflexionar”.
  • María Vázquez Sellán: Subdirectora General de Estudios y Cooperación. Instituto de las Mujeres. Ministerio de Igualdad. “Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades (PEIO): Pasado, presente y futuro”.
  • Eduardo Gil Iglesias: Subdirector General Adjunto de Relaciones Laborales. Ministerio de Política Territorial y Función Pública. Perspectivas del III Plan de Igualdad en la Administración General del Estado (PIAGE)”.
  • Inés González Sánchez: Coach, mentora en emprendimiento y liderazgo. “Barreras y desafíos al liderazgo femenino. Vulnerabilidad.”

MESA 2: La igualdad como edificio en construcción: Discapacidad, accesibilidad y buenas prácticas.
Moderadora:  Ana Peláez Narváez: Vicepresidenta del Comité CEDAW de Naciones Unidas (virtual).
Ponentes:

  • Jesús Celada Pérez: Director General de Discapacidad. Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. “Políticas Públicas con perspectiva de género en favor de la Discapacidad.”
  • Marta Valencia Betrán: Presidenta CERMI-Mujeres. “Logros y desafíos del Asociacionismo de mujeres en el mundo de la discapacidad” (virtual).
  • José Antonio Juncà Ubierna: Vocal Asesor. Gabinete Técnico Subsecretaría del MDSA2030. “Accesibilidad Universal, cimientos de igualdad”.
  • Elena Briongos Rica. Presidenta de la Federación de Salud Mental en Castilla-León. “Discapacidad y discriminación múltiple: el Programa Julia” (virtual).

MESA 3: Derechos sociales y culturales: su planificación con perspectiva de género. ¿Cómo transversalizar el  género y la discapacidad?
Moderadora: Consuelo Sánchez-Naranjo: Responsable del Observatorio de Igualdad de género en el ámbito de la Cultura.
Ponentes:

  • Miguel Falomir Faus: Director del Museo Nacional del Prado. “De invitadas a protagonistas: Perspectivas de género y discapacidad en el Museo del Prado”.
  • María Álvaro Caballero: Club de negocios KCN y Asociación Netcultura. «Construyendo futuro desde la sororidad: una labor social”.
  • Carmen Jurado Escámez. Co-Fundadora de la Asociación Mileva. «La educación a los varones y la mediación: claves para la igualdad inclusiva. Especial referencia al trabajo con menores de edad infractores” (virtual).
  • Teresa Lorenzo López: Fundadora de la Fundación AKNA. «Colaboración con servicios sociales en empleo y autoempleo de mujeres. Creación de equipos internacionales”.

Acto de clausura:
Noelia Vera Ruiz-Herrera. Secretaria de Estado de Igualdad y contra la violencia de género. Ministerio de Igualdad.

Descarga el programa aquí.

Fecha: 10 de marzo de 2021
Hora: 09:15 – 18:30 horas
Modalidad: Presencial

Sobre las relaciones interpersonales y el contacto personal

Bueno, pues ya empezó el año y trascurridas las primeras semanas parece que seguimos con más de lo mismo.

Y es que, a la conocida cuesta de enero y al “blue monday” (que dicen que es el día más triste del año, porque es cuando nos damos cuenta de que nuestros propósitos de año nuevo se han quedado solo en eso propósitos), este año se nos suman las restricciones por el dichoso Covid y todo lo que está acarreando.

Las relaciones interpersonales están cambiando, y no sólo en el aspecto personal y familiar si no también en el ambiente profesional.

Hemos pasado de relacionarnos cotidianamente con decenas de personas a tirarnos, en algunos casos, semanas sin ver a nadie en persona o incluso sin salir a ningún sitio.

¿cómo puede esto afectarnos física, mental y emocionalmente?

El ser humano es un animal social, hemos estado milenios estableciendo patrones de conducta social basados en las relaciones con las demás personas.

La sociedad ha ido adaptándose a las vicisitudes de cambios a los que se ha tenido que enfrentar, pero hasta ahora no se había encontrado de una manera tan consciente.

Con aislamiento que puede ocurrir cuando sus miembros dejan de interactuar físicamente y pasan a limitar su contacto a una parte virtual, especialmente si se “teletrabaja”.

El contacto físico con otras personas se está interpretando como un “riesgo” para la salud y cada vez son más las personas que mantienen una distancia “físicamente” real de las otras personas y van por la calle (si es que se atreven a salir) esquivando viandantes.

Si se cruzan con algún conocido lo evitan (amparándose en el anonimato de la mascarilla) o, si es que se paran para interactuar, mantienen una gran distancia y dudan si ponerse la mano en el corazón o “dar el codo” para saludar. 

En culturas como la latina, donde somos más bien “sobones” es especialmente cómico observar como dos buenos amigos o familiares se reencuentran y no saben cómo reaccionar.

Si dar o no la mano, si dar el codo, si dar unas palmaditas, o incluso si romper “todas las normas de seguridad” y darse un abrazo, eso sí, con mascarilla y manteniendo las cabezas lo más alejadas posible.

Confianza

En las relaciones interpersonales es esencial la confianza, y sobre todo tener un grupo (aunque sea reducido) de personas en las que confiar.

En la antigüedad se evaluaba el “peligro” e intenciones que la otra persona podía tener para con nosotros y en los encuentros se aproximaban lentamente observando con atención las manos y la expresión de la cara para poder valorar si era “amigo o enemigo”.

De ahí el concepto de dar la mano o abrazarse para mostrarse vulnerable y declarar que no existe ninguna intención de agresión. ¿Qué ocurre ahora que dudamos de si la otra persona nos puede o no contagiar, no hay un contacto físico y encima una máscara oculta nuestro rostro?

 ¿Qué mecanismo de defensa se está desencadenando y cómo nos afecta?

 Cuando desconfiamos, nuestro cuerpo se pone a la defensiva y esto desencadena un torrente de sustancias químicas en nuestro organismo que nos preparan para defendernos o huir.

La sangre fluye más rápido por nuestro cuerpo, debidos a que el pulso se acelera y se distribuye en mayor cantidad a las extremidades, dejando prácticamente inactivos otros tipos de procesos biológicos.

Una exposición prolongada a estas situaciones provoca ansiedad, estrés y malestar generalizado ya que esas sustancias químicas que nuestro organismo nos proporciona para protegernos también nos intoxican y tardan bastante tiempo en ser disueltas.

Mantener el contacto

Por otra parte, el contacto con otros seres humanos genera sustancias químicas que nos hacen sentir mejor. Los abrazos estimulan la creación de serotonina y oxitocina que contribuyen a nuestro bienestar e incluso salud.

Mantenernos alejados de esos estímulos tan naturales nos influye notablemente en nuestro carácter y sensación de bienestar.

Si renunciamos al contacto estamos renunciando a esos estímulos y por lo tanto a esas sensaciones placenteras y sanas, pero hay que saber priorizar.

 ¿Es más importante la salud física o la emocional? Buscamos un equilibrio entre ambas y mientras que no haya otra cosa mantener un contacto constante y regular con ese “círculo de confianza” y pensar en que “todo pasará pronto” puede ser un buen sustitutivo.

No limitemos las video conferencias al trabajo, disfrutemos de reuniones con amigos y familiares, “quedadas virtuales” o incluso alguna fiesta o cumpleaños programado.

Cada uno desde su casa y online, por supuesto, pero con el ambiente festivo y distendido que nos gusta tener con los amigos de toda la vida o los familiares más cercanos.

Esto hará más ameno el distanciamiento y mantendrá el vínculo emocional. Disfrutemos de esos momentos y hagamos un hueco en la agenda.

Como dijo Vicente Ferrer “el momento más oscuro de la noche de la vida, ocurre un instante antes del amanecer”.

Charly Relaño